lunes, 19 de marzo de 2012

Un bombero castreño gana la III Edición de la Carrera Vertical para Bomberos ''Ciudad de Santander''



¿Se atrevería con 180 escalones de subida, cargado con 25 kilos de peso? ¿Y si, además, tuviera que hacerlo sin poder aspirar oxígeno natural? ¿Y si para más inri, tuviera que bajar los mismos escalones sin saltarse uno? Difícil. ¿Y hacerlo todo en menos de dos minutos y medio? Fácil. Eso si usted es un bombero 'de los de ahora': cuerpos 10 y cabezas bien amuebladas, porque para cumplir este reto se necesitan piernas y pulmón de acero pero, además, preparación mental.
Los bomberos cántabros dejan el pabellón muy alto, y no sólo mostrando fornidos cuerpos en las hojas de los calendarios navideños solidarios, sino, como ayer, siendo más rápidos que el funicular, subiendo a pie, desde el Río de la Pila hasta el Prado de San Roque. Un lugar, por cierto, con referencia para el Cuerpo, ya que hace 100 años en esta popular calle de Santander estuvo ubicado el primitivo Parque de Bomberos.
¿Y qué decir de los bomberos castreños? Alejandro San Vicente, del cuerpo de profesionales de Castro Urdiales, volvió a ser el mejor, al conseguir subir y bajar un total de 360 escalones, en 1':43'', a pesar de haber sufrido una caída en el ascenso que le restó diez segundos. De no haber sido así hubiera roto su récord, fijado el año pasado en 1':37''.
Veintiún profesionales de Santander, Reinosa, Los Corrales, Castro Urdiales, Madrid, Palencia y Logroño participaron ayer en la tercera edición de la Carrera Vertical para Bomberos 'Ciudad de Santander', que en sus tres ediciones ha ganado siempre el bombero de Castro Urdiales. Va tomando preponderancia esta prueba que es la única que se celebra en España utilizando escaleras exteriores, al no tener Santander ningún edificio que reúna las condiciones exigidas por las normas internacionales. No sólo el circuito del Río de la Pila tiene 180 escalones, sino que, además mantiene un desnivel de 80 metros. Ninguna fruslería.
Cargados con el equipo
Para que demuestren su buena preparación cuando actúan en un caso real, los participantes tuvieron que hacer la prueba con el equipo principal encima. En total, 25 kilos, compuestos por botas, peto, chaquetón, casco, guantes, boquilla y bombona de oxígeno. Cuando actúan en un incendio tienen que sumar el peso de la manguera y las porras, además de la dificultad física de trabajar entre humo y en condiciones adversas.
¿Cuál es la dificultad que tiene la prueba? «Las piernas, en la subida, van sufriendo un bloqueo muscular, sobre todo en el último tramo, y en estas condiciones tienen que bajar sin poder saltarse un escalón. A esto hay que unir una movilidad complicada, por lo pesado del equipo, sumado a que respirar oxígeno de la botella produce más agotamiento», explicaba ayer Lucia Lastra, bombero de Santander, coordinador de la prueba.
Alejandro San Vicente, el ganador absoluto, no es un novato en estas lides. Con sus ya 37 años, acercándose ya a los veteranos, hace un par de semanas quedó tercero en la subida al edificio Torrespacio, en Madrid: 33 pisos con 24 escalones cada uno de ellos, 800 peldaños en total, en poco más de cinco minutos.

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