jueves, 22 de marzo de 2012

Ciudad de México resiste al terremoto más fuerte en los últimos 26 años



La ciudad de México resistió el martes al sismo más fuerte registrado desde el trágico 19 de spetiembre de 1985 cuando un temblor de 8,1 grados en la escala de Richter desplomó edificios y enterró bajo sus escombros a unas 6.000 víctimas según cifras oficiales, aunque otras no oficiales apuntaron que fueron 40.000 los fallecidos.

Alrededor del mediodía del martes, un sismo de 7,4 grados en la escala de Richter con epicentro en Ometepec, en el estado sureño de Guerrero, sacudió al centro y sur del país, incluída la capital mexicana, sin que se hayan registrado daños mayores ni víctimas mortales.

La lección de prevención para los mexicano, parece haber dado resultado al no hablarse de fatalidades tras un sismo de gran intensidad, apenas daños a las estructuras de un centenar de casas en Ometepec, y fisuras en algunos edificios de la Ciudad de México, donde viven unos 20 millones de personas.

"Es conveniente tener mayor precisión, fue un sismo de 7,4 grados, no fue de 7,8 como se dijo; para determinar la intensidad precisa se necesita de mucha información sismológica, entonces hay una diferencia exponencial muy grande, casi 12 veces menor en esa diferencia", dijo en entrevista con Xinhua, el Dr. Luis Quintanar del Servicio Sismológico Nacional (SSN).

El jefe del departamento de Sismología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explicó que el sismo de 7,4, "fue veinte veces más pequeño" que el de 1985 que alcanzó los 8,1 grados en la escala de Richter.

"Esa es una de las principales razones por las cuales no hubo una gran cantidad de daños", matizó Quintanar.

El director de Protección Civil de la Ciudad de México, Elías Miguel Moreno, consideró que la cultura de prevención que ha desarrollado la capital mexicana para actuar en caso de sismo, fue otro de los factores para que no se hayan registrado daños mayores.

"La prevención ayuda a que no se hayan registrado fatalidades", dijo Moreno en entrevista vía telefónica con Xinhua un día después del movimiento telúrico que movilizó a los cuerpos de auxilio de la capital mexicana que activó sus alarmas antisísmicas.

El funcionario enumeró los esfuerzos que realiza su dependencia para la prevención de desastres naturales y precisó que su dependencia en la capital mexicana recibe anualmente un presupuesto de 80 millones de dólares.

"Gastamos un 70 por ciento de este dinero, en campañas y trabajos de prevención de desastres", explicó.

Indicó que el Sistema de Protección Civil, que nació tras el sismo de 1985 en la Ciudad de México que dejó alrededor de 40 mil víctimas, realiza numerosas campañas preventivas, que informan y orientan a la población para saber lo que deben hacer antes, durante y después de un desastre.

En el caso de los sismos, uno de los mayores riesgos que corre esta urbe de 20 millones de habitantes, se remarcan en tres acciones.

"Antes de un sismo, lo primero que se le debe crear una conciencia a la población para que ubique los puntos de seguridad a donde dirigirse y que siempre tenga a la manos sus documentos oficiales e identificaciones, además de lámparas y radio con pilas", explicó.

Moreno Brizuela dijo que durante el sismo fue importante que la gente mantuvo la calma, "es una actitud difícil que sólo se logra al entrenarlo con los simulacros de evacuación", comentó.

Añadió que "en la Ciudad de México se recomienda que en los edificios públicos, haya al menos 3 o 4 simulacros al año, además de un macro simulacro que se lleva a cabo por estas fechas".

La etapa posterior, dijo Moreno Brizuela, es importante que se desconecten todas las fuentes de energía, luz, agua y gas, pues a su parecer una gran parte de los accidentes y muertes ocurren al concluir el sismo.

En la prevención también se estipula la Ley y Reglamento de construcción de edificaciones el cual se modificó a raíz del temblor del 1985, cuando se determinó que cada edificio construido, desde aquel año, debe resistir un temblor de 8,5, cuando anteriormente era 7,5 grados en la escala de Richter.

Las construcciones, explicó Moreno, en la metrópoli mexicana se rigen también por un Atlas de Riesgo, creado por el instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México.

"Con este Atlas se sabe cuales son las zonas más propensas a sufrir daños en un sismo, y en eso nos basamos para dar permisos de construcción. Incluso recomendamos que tipo de materiales se deben utilizar", dijo.

Reparó que en el caso de los edificios anteriores al temblor de 1985, se les pone especial atención y periódicamente se revisa su resistencia, cómo fue el caso del martes cuando se revisaron decenas de edificos en el Centro Histórico.

En la capital mexicana existen dos alarmas sísmicas, la primera se activa después de un movimiento superior a los 5 grados en la escala de Richter y que registre su epicentro en las costas Guerrero en el pacifico mexicano y la cual tiene una prevención de 60 a 70 segundos.

La segunda, se activa cuando el sismo alcanza los 6 grados en la escala de Richter con la misma anticipación, en esta a diferencia de la primera se activa en el sistema nacional de alerta sísmica que suena en todos los medios de comunicación.

El Servicio Sismológico Nacional funciona con 36 estaciones que controlan 60 censores de alerta sísmica.

Dichas estaciones establecidas a lo largo y ancho del territorio mexicano, incluido el espacio marítimo, registran el movimiento de la tierra y lo transmiten con un enlace satelital de banda ancha a la central sismológica en el oriente de la Ciudad de México.

"Gracias a este sistema de censores wormland o lombriz de tierra nosotros de inmediato avisamos a la Secretaría de Protección Civil ya sabiendo la zona donde se originó el movimiento telúrico y más o menos calculamos la magnitud de los daños", concluyó Quintanar. 

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